Esta nota ha sido traducida por Clay Oppenhuizen. This article has been translated by Clay Oppenhuizen. Read the English version here.
Un gran tornado EF3 aterrizó en Gaylord el viernes. En los 26 minutos que atravesó el condado de Otsego, los vientos que alcanzaron las 140 millas por hora causaron dos muertes y, según el último recuento, 44 heridos.
Durante el fin de semana, los residentes conmocionados retiraron los escombros de sus casas.
William McQueen trabajaba como camionero, transportando carga en algún lugar entre Chicago y Detroit cuando un tornado golpeó su casa en Gaylord. Cuando regresó el sábado, apenas podía creer lo que vio.
“Esta es una casa de 1970 con un techo plano, pero no se encuentra el techo”, dijo. “Compré esto hace unos cinco años y todo desapareció. Se fue."
Faltaban sus dos periquitos, pero afortunadamente su familia estaba bien. Su hija Kimberly y sus cuatro hijos pequeños estaban en casa cuando pasó el tornado. Más tarde, William se enteró de lo que les sucedió.
Kimberly le dijo que la fuerza de los vientos casi arrancó a su nieta Sophia, de 6 años, por una ventana. Su hija agarró a la niña por el pie en el aire.
“Y la atrajo hacia adentro, se acostó encima de ella, empujó a los niños debajo del sofá, el futón que tenemos, y por eso estaban más protegidos”, dijo.
William dice que su hija tenía más de 25 piezas de vidrio en la espalda. Sophia tenía un gran corte en la frente. Estaban siendo tratados durante la noche en el hospital de Petoskey.
Varias partes de Gaylord se llevaron la peor parte de la tormenta. Los almacenes se derrumbaron en una zona comercial de la ciudad.
Al lado, en el parque de casas móviles de Nottingham Forest, la policía estatal de Michigan informó que dos residentes de 70 años murieron.
El sábado, McQueen buscó recuerdos preciados entre los escombros. Encontró un tren de juguete que tiene un valor sentimental.
“Da vueltas en una pequeña pista en una caja de hojalata que compré en el oeste cuando lo visité”, dijo.
También se salvaron algunas fotos familiares, incluida una foto de él y su nieta.
Al otro lado de la calle, Mike Frazee miró el daño a su bote. Lo acababa de comprar dos días antes.
“Y lo aseguramos a la 1 p.m. o 2 antes de la tormenta”, dijo. “Ojalá pase, porque sí, estoy seguro de que hay daños en el otro lado. Todo el árbol estaba encima”.
Una mujer con guantes de trabajo también se detuvo para ver si necesitaba ayuda.
"Tuvimos algunas personas que nos ayudaron hoy, lo cual es bueno porque teníamos todo, aparte de estas cosas importantes", dijo Frazee.
Mike todavía está conmocionado por los eventos del viernes. Esa tarde había estado tratando de dormir algunas horas antes de su turno como oficial de policía de Boyne City.
Se despertó con un remolino de polvo y escombros que le entraban en la boca y los ojos. Se tapó la cara con la manta cuando su esposa María entró corriendo a la habitación.
“Miré hacia arriba, y estaba un poco granulado con todo cayendo sobre mi cara”, dijo. “Fue entonces cuando me di la vuelta porque estaba como ‘¿Cómo puedo ver afuera en este momento?'”.
Mike dice que solo duró unos 30 segundos antes de que todo terminara.
La pared de su dormitorio se había separado y la sala de estar donde su esposa había estado estudiando estaba llena de fragmentos irregulares de vidrio. Su televisor de 75 pulgadas fue destruido.
Mirando al otro lado de la calle un automóvil volcado sobre el techo, Mike estaba agradecido por su suerte.
“Estoy muy agradecido de que este muro se haya mantenido porque con lo que le sucedió a ese vehículo allí, definitivamente sé que si el muro se hubiera ido, yo también me habría ido”, dijo.
Casi nunca hay tornados en el norte de Michigan. Gaylord ni siquiera tiene una sirena para advertir a la gente.
Mike dice que nunca esperó preocuparse por eso cuando se mudó de Kansas hace dos años.
“Ahora estamos en el norte de Michigan, y uno atraviesa la ciudad en la que vivimos ahora. Y decimos, '¿Estás bromeando?' Pensamos que nos escapamos de eso, pero aquí estamos”, dice él.
La conmoción por el daño pronto se convirtió en una gran cantidad de apoyo de la comunidad.
Durante todo el sábado, los vecinos llegaron a pie o en bicicleta para ayudar con la limpieza. Algunos llegaron a la ciudad desde lugares tan lejanos como Sault Ste Marie y el área de Lansing. Los ayudantes, los socorristas y los trabajadores de servicios públicos avanzaron rápidamente.
Para el domingo, la Policía del Estado de Michigan dijo que todos los residentes fueron contabilizados y que se había restablecido el suministro eléctrico a casi todos. Los esfuerzos de recuperación aún estaban en curso.