Esta nota ha sido traducida por Clay Oppenhuizen. This article has been translated by Clay Oppenhuizen. Read the English version here.
Miles de estudiantes de secundaria en Lansing volvieron a la escuela esta semana y, por primera vez en años, sin el zumbido de sus teléfonos inteligentes.
Una nueva política en el Distrito Escolar de Lansing exige que los profesores de secundaria recojan los teléfonos de los estudiantes al comienzo de la clase. Los estudiantes pueden usar sus teléfonos entre clases y durante los descansos.
“Ese espacio en el aula es tan importante para nuestros estudiantes que queremos valorarlo y asegurarnos de tener la atención indivisa de maestro y estudiante”, dijo la directora de Eastern High School, Marcelle Carruthers.
Aunque la política es nueva este año, las escuelas de Lansing han pasado los últimos años buscando diferentes formas de reducir el uso de la pantalla y el envío de mensajes de texto durante las clases. El año pasado, el distrito puso a prueba la política actual en un grupo de aulas de octavo y noveno grado.
“Se nota una gran diferencia”, afirmó Carruthers. “Los estudiantes se involucraron más y las calificaciones mejoraron”.
Con el tiempo, los funcionarios quieren implementar lo que llaman una política de “apagar y alejar” el teléfono celular en todo el distrito.
"Lo que significa que entran, apagan sus teléfonos, los guardan en sus casilleros y eso es todo", dijo Ryan Gilding, gerente de comunicaciones del Distrito Escolar de Lansing.
La política se puso a prueba en las aulas de K-8 el año pasado y ahora se está implementando en todos los grados de primaria. Gilding dice que el distrito espera eventualmente llevar el enfoque de “fuera y lejos” a las escuelas secundarias.
Para algunos padres, la política sobre el uso de teléfonos celulares es un cambio bien recibido. Bridgette Yoder, una madre alumna, siempre ha supervisado de cerca el uso del teléfono de sus hijos en casa.
“Me gustaría que fuera más estricto”, dijo Yoder. “Creo que deberían prohibirlos todos”.
Hoy en día, los estudiantes pasan más tiempo que nunca enviando mensajes de texto, navegando por la web y distrayéndose con el zumbido constante de sus bolsillos.
Un estudio de Common Sense Media y la Universidad de Michigan concluyó que los niños reciben cientos de notificaciones móviles a diario y pasan alrededor de 43 minutos en sus teléfonos durante el día. Ese tiempo se pasa principalmente en las redes sociales, un hábito que preocupa a Yoder.
“Hacer videos de TikTok mientras intentan aprender en clase o filmar a otro estudiante sin su conocimiento solo para publicarlo en las redes sociales para burlarse de ellos”, dijo.
Yoder ha visto de primera mano los efectos del acoso cibernético en los jóvenes. Dice que cuando su hija Lola estaba en la escuela secundaria, se burlaban de ella en línea por no tener un teléfono celular.
“Había mucho acoso”, dijo Yoder. “La dejaban de lado porque todos tenían un teléfono celular, excepto ella. La condenaron al ostracismo por eso y fue muy lamentable”.
Lansing no es el primer ni el único distrito escolar que ha implementado una prohibición de teléfonos inteligentes en la región. Las escuelas secundarias de East Lansing y el distrito comunitario de escuelas públicas de Detroit han implementado políticas similares en las que se les pide a los estudiantes que mantengan sus teléfonos lejos durante las clases.
Yoder dice que no le preocupa no poder comunicarse con su hija durante el día porque sabe que puede comunicarse con el distrito si hay una emergencia.
“Confío en nuestros profesores. Confío en nuestros administradores. No soy yo quien se sienta en ese aula todo el día lidiando con 30 estudiantes distraídos con sus teléfonos”, dijo Yoder.
La nueva política permite que los estudiantes que necesitan sus teléfonos para controlar condiciones médicas, como la diabetes, los conserven durante el horario de clases.