Esta nota ha sido traducido por Clay Oppenhuizen. This article has been translated by Clay Oppenhuizen. Read the English version here.
Han pasado casi tres años desde que la fábrica de fórmula infantil de Abbott en Sturgis cerró temporalmente tras detectarse contaminación bacteriana. El cierre, sumado a las interrupciones en la cadena de suministro a causa de la COVID-19, provocó escasez a nivel nacional.
Aunque el fabricante ha vuelto a abrir sus puertas, un nuevo informe de investigación de ProPublica plantea preguntas sobre la seguridad y la limpieza de las instalaciones.
Melorie Begay de WKAR habló con la periodista de ProPublica Heather Vogell sobre sus reportajes.
Aspectos destacados de la entrevista
Sobre cartón utilizado como embudo en las instalaciones de Sturgis
Hablé con varios trabajadores actuales y anteriores, y lo que me dijeron fue que en mayo de 2024, en un turno durante un fin de semana, se vio a un empleado tomar un trozo de cartón y usarlo como embudo para dirigir el aceite de coco, que es un ingrediente de la fórmula, a un tanque, todo esto es parte de un lote de fórmula que se está elaborando.
Sobre la respuesta de Abbott al incidente
Reconocieron que se usó cartón de forma reactiva para evitar derrames al suelo. Sin embargo, negaron que hubiera un contenedor de basura en la zona. Afirmaron que la práctica de la planta era apilar el cartón en un palé cercano. Sin embargo, reconocieron que la planta actuó al margen de su proceso de calidad y que habían impartido formación adicional a un empleado involucrado.
Sobre la respuesta de la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos
La FDA me dijo muy poco. Cuando hice algunas preguntas, me dijeron que no podían confirmar ni negar si se estaba realizando algún tipo de inspección o investigación en las instalaciones. Nos enteramos por los trabajadores de que uno de ellos había presentado una queja ante la FDA y había recibido respuesta de alguien de la FDA que la estaba investigando. Sin embargo, la FDA afirmó que "toma en serio los informes relacionados con las fórmulas infantiles y les da el seguimiento correspondiente".
Transcripción de la entrevista
Melorie Begay: Han pasado casi tres años desde que la fábrica de fórmula infantil de Abbott en Sturgis cerró temporalmente tras detectarse contaminación bacteriana. El cierre, sumado a las interrupciones en la cadena de suministro por la COVID-19, provocó escasez a nivel nacional.
Aunque el fabricante ha vuelto a abrir sus puertas, un nuevo informe de investigación de ProPublica plantea preguntas sobre la seguridad y la limpieza de las instalaciones.
La periodista de ProPublica, Heather Vogell, nos visita para hablar sobre su reportaje. Gracias por estar aquí, Heather.
Heather Vogell: Muchas gracias por invitarme.
Begay: Su informe destaca varios casos en los que empleados de Abbott observaron prácticas insalubres en sus instalaciones de Sturgis. Un ejemplo describe el uso de cartón desechado como embudo. ¿Podría contarnos más sobre este incidente y qué tan preocupante es en relación con la fabricación de fórmula infantil?
Vogell: Entonces, hablé con varios trabajadores actuales y anteriores, y lo que me dijeron fue que en mayo de 2024, en un turno durante un fin de semana, se vio a un empleado tomar un trozo de cartón y usarlo como embudo para dirigir el aceite de coco, que es un ingrediente de la fórmula, a un tanque, todo esto es parte de un lote de fórmula que se está elaborando.
Y otros trabajadores estaban muy preocupados por esto, ya que el cartón obviamente no es higiénico en general, y presentaron quejas a sus superiores al respecto. Todo esto formaba parte del proceso para crear una marca orgánica llamada Pure Bliss. Por lo tanto, era algo con lo que los consumidores tenían mayores expectativas en cuanto a sus componentes.
Begay: ¿Y qué ha dicho Abbott sobre esto?
Vogell: Abbott comentó algunas cosas al respecto. Reconocieron que se usó cartón de forma reactiva para evitar derrames en el suelo. Pero negaron que hubiera un contenedor de basura en la zona. Dijeron que la práctica de la planta era apilar el cartón en un palé cercano. Sin embargo, al mismo tiempo reconocieron que la planta actuó al margen de su proceso de calidad y que habían proporcionado capacitación adicional a un empleado involucrado.
También dijeron que el lote involucrado fue sometido a pruebas mejoradas para asegurarse de que estuviera libre de microbios antes de ser liberado al público, y que todas esas pruebas dieron resultados negativos.
Begay: ¿Qué dijo o hizo la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos al respecto?
Vogell: La FDA me dijo muy poco. Cuando hice algunas preguntas, no me dieron una respuesta extensa. A pesar de que les enviamos una lista muy larga de preguntas, dijeron que no podían confirmar ni negar si se estaba realizando algún tipo de inspección o investigación en las instalaciones.
Los trabajadores nos informaron que uno de ellos presentó una queja ante la FDA y recibió respuesta de un funcionario de la FDA que la estaba investigando. Sin embargo, la FDA afirmó que "toma en serio los informes relacionados con las fórmulas infantiles y les da el seguimiento correspondiente", y también afirmó su compromiso de fortalecer la supervisión regulatoria de todos los fabricantes de fórmulas infantiles para garantizar que la industria las produzca en las condiciones más seguras posibles.
Begay: El mes pasado, el Departamento de Salud y Servicios Humanos y la FDA anunciaron la Operación Velocidad de Cigüeña. Su objetivo es reforzar la seguridad de las fórmulas infantiles. A primera vista, parece que esto podría ser un paso hacia una mayor rendición de cuentas, pero usted ha señalado que existe cierta incertidumbre al respecto. ¿Qué podría obstaculizar esta iniciativa?
Vogell: Es interesante que estén lanzando este esfuerzo para mejorar la supervisión regulatoria de la fabricación de fórmulas infantiles, o parece que ese es el mensaje que se desprende del anuncio de la Operación Stork Speed, pero se está haciendo al mismo tiempo que la FDA está realizando estos importantes recortes a su fuerza laboral.
Se anunció que aproximadamente 3500 empleados de la FDA perderían sus empleos simultáneamente. Por lo tanto, al anunciar los recortes, la FDA declaró que no despediría a ningún inspector. Sin embargo, CBS informó recientemente que 170 empleados serían despedidos de la oficina de inspecciones e investigaciones de la FDA.
Begay: Heather Vogell es periodista de ProPublica. Gracias por acompañarme, Heather.
Vogell: Gracias por invitarme.
Esta conversación ha sido editada para mayor claridad y concisión.