Esta nota ha sido traducida por Clay Oppenhuizen.
This article has been translated by Clay Oppenhuizen. Read the English version here.
Lupe Huapilla-Perez asistía a su clase vespertina el 13 de febrero en Berkey Hall en el campus de MSU cuando un hombre armado entró en la sala y abrió fuego.
En una publicación pública de Facebook compartida el jueves pasado, dijo que no recordaba haber recibido un disparo, pero sí recuerda haber visto a un compañero de clase sujetando su camisa contra su cuerpo para tratar de detener el sangrado.
Su familia ha declarado anteriormente que Huapilla-Perez sufrió dos heridas de bala y se sometió a una cirugía para extirparle el bazo. Su colon, diafragma, estómago y pulmones también se vieron afectados.
“No puedo recordar el dolor de mis heridas, pero puedo recordar el dolor que sentí en mi corazón al ver esta horrible tragedia desarrollarse ante mí. Recuerdo la prisa por llegar al hospital, sintiendo una profunda sensación de soledad y miedo”, escribió Huapilla-Perez.
Ella dijo que esa noche se encontró cara a cara con uno de sus mayores temores: experimentar un tiroteo masivo.
“No solo lo experimenté esa noche, sino que soy un recordatorio vivo de ello todos los días desde entonces”, afirmó.
En la publicación, Huapilla-Perez compartió su gratitud por su familia, sus proveedores de atención, los otros sobrevivientes y su red de simpatizantes del campus. También expresó su pesar por Arielle Anderson, Alexandria Verner y Brian Fraser. Eran los tres estudiantes que murieron en el tiroteo.
“No los conocía de cerca, pero es un sentimiento doloroso vivir sabiendo que compartí sus últimos momentos con ellos”, escribió.
Huapilla-Perez fue dada de alta del Sparrow Hospital en Lansing exactamente un mes después del tiroteo. Ahora continúa su recuperación en East Lansing.
“Es algo vulnerable admitirlo, pero la recuperación ha sido muy dura. Hay capas de mi recuperación que tengo que enfrentar todos los días. Mental, emocional y físicamente. Pero mi recuperación se ha sentido más segura teniendo a mi familia a mi lado”, escribió Huapilla-Perez en Facebook.
Su familia vive en Florida pero viajó a Lansing después del tiroteo.
Huapilla-Perez dijo que está comprometida a solidarizarse con la conversación en curso sobre la violencia armada en las escuelas.
Ella también ha pedido privacidad continua mientras sana.
Huapilla-Pérez no tenía seguro médico en el momento del tiroteo. Su familia ha recaudado casi medio millón de dólares a través de GoFundMe para apoyar sus costos médicos y de recuperación.
Los funcionarios de MSU han declarado previamente que la universidad cubriría las facturas médicas de las víctimas del tiroteo.